Desde ya hace mucho tiempo, los planetas, satélites y constelaciones han recibido nombres de dioses y han formado parte de pequeñas y entrecruzadas historias en las que se narran sucesos de fantasía.
En Grecia, el dios del sol era Helios, quien era concebido como un hermoso dios que llevaba una aureola de exagerado brillo.
Por otro lado, Mercurio es el planeta de Hermes, dios de los mensajeros y los comerciantes. Era un dios importante en los negocios, beneficios y comercios y representa que Mercurio es hijo de Júpiter y Maia Maiestas.
Nació de la espuma del mar al caer los miembros mutilados de Urano, por este motivo era reverenciada por los pescadores y los hombres del mar.
Gea, que es el nombre otorgado al planeta Tierra, fue casada con Urano (que representaba el cielo). Juntos tuvieron muchos hijos: por una parte, se distinguen los Titanes. Por otra parte, están los cíclopes (que tenían un único ojo) y finalmente se distinguen los centimanos (se dice que tenían cien brazos y cincuenta cabezas).
Cronos (equivalente a Saturno) es el padre de Zeus, Hades, Poseidón, Hestia, Hera y Démeter. Cronos derrocó a su padre, Urano, para ascender al trono como rey de los Titanes.
Como temía ser derrocado por sus hijos de la misma forma en la que él lo hizo, cada vez que tenía un hijo se lo comía.
Finalmente, Rea le dio un frasco con un líquido misterioso y acabó vomitando a sus hijos. Luego, Zeus lo derrocó para así asumir el papel de Dios del Olimpo.
La mayoría de los nombres de los astros del sistema solar tienen un origen mitológico relacionado con supuestos dioses greco-romanos. Todos y cada uno de estos astros forman parte de pequeñas anécdotas entrelazadas con el fin de deducir su origen.
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